27 abr 2008

Cuento

Soy Andrés. No sé donde me encuentro ahora. Me siento completamente sólo. No se hacia donde voy. De lo único que estoy seguro es que estoy muerto. Morí la madrugada de un domingo. 3 45 am. Sala de emergencias. Sangre. Alcohol. Gritos. Lágrimas. Muerte. Recuerdo mis últimas tres horas de vida. Tres horas antes del accidente.
12 45 am. La noche en el hospital estuvo sumamente tranquila. Extraño para ser la madrugada de un domingo.
1 am. Recibimos un llamado. Un paciente estaba por venir. Solamente oí que se trataba de una chica. Accidente de tránsito. Licor. Conductor a la fuga. Ella está en camino.
1 30 am. Empezó el movimiento. Me encargué de la chica. La atendimos inmediatamente. Estaba mal. Realmente grave. Posiblemente no lo iba a lograr.
2 am. Logró ponerse estable. Un hombre se encontraba a la salida de emergencias. Dijo ser un familiar de ella. Quería saber cómo estaba. Salí para hablar sobre su estado. Le expliqué que ahora estaba mejor. Salió María. La paciente había empeorado nuevamente. Tuve que entrar rápidamente para atenderla. Mientras avanzaba hacia la puerta oí al hombre gritar. Eso momento no lo tomé como una amenaza. Simplemente gritos de desesperación. Sálvela. Sálvela. No querrá conocer el sabor de los Sweet Dreams (dulces sueños).
2 30 am. Todo intento fue en vano. Murió.
3 am. Mi turno había terminado. Fui a la oficina a recoger mis pertenencias. Estaba cansado. Sólo quería llegar a casa. Quería dormir.
3 15 am. Salía del hospital. Me dirigí hacia el parqueadero. Estaba en la puerta de mi auto. No me percaté de la sombra que me siguió. Un golpe seco en mi pierna me hizo caer. En realidad no era un familiar. Era su novio. El otro pasajero que se dio a la fuga. Un disparo en el pecho me dejó inconsciente. Mientras dormía lentamente el murmuró nuevamente Sweet Dreams. No se por qué aquella canción que oí de Manson en mi juventud vino a mi mente mientras moría.
3 30 am. Me ingresaron a la sala del hospital. Donde tantas veces había atendido víctimas. Ahora era una de ellas. Fue demasiado tarde. Había perdido mucha sangre.
3 45 am. Morí.
Desde ese día he pasado caminando sin encontrar algo o alguien. Solo escucho esa canción. Sweet Dreams. Tal vez de esto estén hechos los dulces sueños. La canción me guía. Después de caminar tanto veo borrosamente una especie de bar. Mi visión falla. A lo lejos únicamente reconozco la palabra Nirvana en su letrero. Espero encontrarme con alguien ahí dentro.
Soy Andrés. No sé donde me encuentro ahora. Me siento completamente sólo. No se hacia donde voy. De lo único que estoy seguro es que estoy muerto. Morí la madrugada de un domingo. 3 45 am. Sala de emergencias. Sangre. Alcohol. Gritos. Lágrimas. Muerte...
Entrada por: Martín Angulo

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