10 abr 2008

Los viejos de la plaza Grande


Es para mi muy placentero sentarme en una de las bancas de la plaza grande en una simple actitud contemplativa sin hacer nada, sin divagar con nada, sola mente sentarse y observar, sentarme. Lluvia. Sol. Tarde oscura. Tema que se extingue; algún presidente o Velasco Ibarra.

Soy un mero espectador como todos los que vienen aquí, soy un arúpo esperando a florecer y un tanto colérico porque este maldito clima está de llorar, soy un pregonero del señor, que irrita con su convencimiento y locura, un granadero a la hora de cambiar de turno, un entretenido lector con las manos nerviosas en un lunes sexy, soy un soñoliento fotógrafo y por las noches nada……..

Mierda, que rico, y con ají ayayay…. Lástima que subieron esos malditos precios de los de pernil. Mierda que molestos gringuitos me tapan todo aunque también me tranquilizan impiden de que ya hay menos de todo, menos de mi ser.

Me gustaba oler el esmoj de los buses que iban para el sus pero con este Paco ya nada está igual. Me gustaba las ver con una ilimitada morbosidad a las “fhisficas” que de cuando en cuando subían para acá ya nada está igual. Me gustaba sin gente que viene impulsados por el fervor populista ya nada está igual.

Es para mi muy placentero sentarme en una de las bancas de la plaza grande en una simple actitud contemplativa sin hacer nada, sin divagar con nada, sola mente sentarse y observar, sentarme. Lluvia. Sol. Tarde oscura, de un molestoso sol. Tema inexistente; tal ves la decadencia de la costumbre.

Por: José Ocaña
Foto Por: José Ocaña

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