5 mar 2008

Identidad: El Danzante Obra de Teatro

No tengan miedo quiteños míos se los recordará a todos, nadie caerá en el olvido ni en la más inmunda pobreza del recuerdo, todos ustedes quedaran recordados por un solo nombre, anónimos.

La negación de la identidad, teniendo en cuenta de que somos parte de una cultura sincrética nos lleba al olvido. Ese olvido hace que personajes de nuestra historia sean anónimos, sin obras, sin historia.

Gaspar de Mogrovejo el protagonista de la obra es un seminarista del siglo XIX, mestizo como muchos, que busca la respuesta a sus interrogantes respecto a quién es y de dónde viene.

El protagonista vive el caos de ser mestizo en una sociedad que no tiene verdadera identidad. Por un lado está el anhelo y decisión de poder entrar en la parte de la sociedad quiteña educada, esta condición en el siglo XIX es muy debatida, no a nivel social por que esto da tu prueba de pureza para educarte, sino a nivel individual en donde el protagonista busca su identidad.

La obra es una crítica a la negación de la identidad que hasta nuestros días se vive; la podemos negar de diferentes formas, pero la principal es por la ignorancia que tenemos de nuestra historia.

Esta crisis del protagonista como mestizo es el conflicto de la obra. Lo interesante es que alrededor de ella se manejan diferentes símbolos representados por los títeres. Estos son cada una de la criticas que se hacen en torno a el conflicto por un lado está Joseph Tipán personaje perturbado por el olvido y el anonimato de su obra que llora sin consuelo porque todo está perdido. Jacinto Collahuaso que en su vejes nos cuenta de sus obras Fernando Daquilema que fue muerto por tropas de García Moreno. Todos estos personajes cayeron en el olvido o en un supuesto anonimato por la negación social. También tenemos los personajes religiosos como Santo Tomas, que representan claramente las órdenes sacerdotales de esa época.

La obra se caracteriza por el buen manejo de los personajes secundarios, los títeres son manejados de tal forma que en algunos casos quieren sobreponerse a Gaspar con sus acciones. La versatilidad del autor hace que la obra tenga tintes diferentes a cada momento y a pesar de que dura aproximadamente 1 hora los manejos del escenario y la creatividad de los distintos materiales que utiliza el protagonista para desarrollar el conflicto hacen de que la obra sea entretenida además de que está dirigida a que el espectador quiteño se identifique sin caer fuera de una lenguaje universal.

Por: José Andrés Ocaña y Martín Angulo

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