El principal elemento que maneja el autor en su obra es que capta el barroco como periodo y como sentir. Miradas, figuras, ángeles, paisajes, ventanas, conventos, cristos, momentos llenos de melancolía, en ocasiones de tristeza y en otras, de alegría, dan en conjunto una obra de arte que tienen como tema un movimiento artístico, u otro arte.
El manejo del espacio para darle un significado a lo que está haciendo, la teatralización y el uso de los espacios tienen el fin de presentar al barroco como un movimiento artístico del pasado, pero al mismo tiempo éste se encuentra en el presente, inmiscuido en la cotidianidad y costumbres de las personas que viven en este entorno. Tal vez en forma monumental, que subyuga al personaje o tal vez tan inmiscuido, que guía su religiosidad. Su interés por Cristo en la cruz, por la arquitectura y el paisaje es latente, momentos captados por la lente que percibe y siente al barroco como elemento.
En su exposición, el espectador se da cuenta del pasado, del presente y del futuro y se del sincretismo entre América y Europa. A través de su obra, Ferranti nos da a conocer el sueño de descubrir nuevos mundos, mundo barrocos, muy distintos, pero unidos por una forma artística y que tiene en sus entrañas la espiritualidad religiosa.
La escenografía, el sentido de lo sagrado, la teatralización de la religión, el ritual, las relaciones intensas y complejas del hombre con lo sagrado, el encuentro entre la naturaleza y la arquitectura, todo dentro del barroco nos lleva a un sentir de identificación, sea la india o Bolivia todo nos recuerda a Quito.
Por: José Andrés Ocaña.
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