23 feb 2008

Pablo Palacio: La Vanguardia literaria de su tiempo…. CHAJ CHAJ CHAJ


Palacio desde su manera, los no esperados finales, el discernimiento de actos de sus personajes, la forma de burla hacia obras clásicas de la literatura, hacen que en su tiempo y quien lo lee por primera vez vea más allá de las clásicas maneras de escribir o de crear y tratar de recrear en la mente del lector una obra.

Muestra en forma de burla la manera de pensar y de actuar de la gente de su época, muestra lo que cualquiera vería como normal en la vida diaria, pero al ser mostrado por palacio, nos muestra una sociedad vulnerable a cualquier situación dentro de la trama del libro.

Los personajes que destacan por su sabiduría, como sociólogos, historiadores, profesores universitarios y alumnos obsesionados por sus estudios, son vencidos por la plenitud de la vida: son hombres importantes engañados por sus esposas, temerosos de la opinión pública o víctimas de sus conocimientos.

Sin duda a muchos puntos de vista, “Un hombre muerto a puntapiés” es la obra que nos muestras desde un primer momento de lo que Palacio trata, nos muestra un hombre obsesionado por descubrir una verdad poco clara de un crimen, atraído por el título que lleva el nombre del cuento, va tratando de reconstruir la historia y nos muestra una reconstrucción salida de su imaginación, en donde la desarrolla como parte certera de la obra, quien sabe totalmente distinto a lo que pudo haber pasado, contrastado con las sátiras hechas a obras y costumbres como la griega al asumir que era “vicioso” (homosexual).

Juega mucho con la lógica y la manera de tratar de que el lector mire en su mente lo que quiere transmitir el autor, como cuando el personaje de “Un hombre muerto a puntapiés” mira el rostro de la víctima la describe, y dice: “Nadie con esa nariz podría llamarse diferente” (refiriéndose a Octavio Ramírez). O la manera en que

La genialidad continúa con la forma en que en “El antropófago” en la escena en que se come a su hijo nos lleva directamente al momento, el padre gozando con su acto, al niño llorando y moviendo su cabecita para evitar las gustosas mordidas de su transtornado padre.

Igualmente el utilizar la onomatopeyas para transmitir realmente lo que quiere palacio que sintamos, como al final de “Un hombre muerto a puntapiés” con las patadas que recibe Ramirez en la reconstrucción del crimen…. CHAJ CHAJ CHAJ…..
Por: Jorge Mora



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